Tras desayuno, pasta de manzana , horchata y zumos, se marcha al museo donde entramos con un guía, 13 personas y dos niños que siempre tienen la capacidad de incomodar un tanto al personal, que si se mueven demasiado, que si tocan las vitrinas, la verdad es que no dieron mucho que hacer una vez advertidos de lo que no debían hacer.
Visitamos las salas clásicas: El Paleolítico donde los miembros de la gruta eran poco y se apañaban con dificultades extremas para cazar y recolectar y el Neolítico donde el grupo es más numeroso aparece la casa,la ganadería y la siembra. Todo bien documentado con los objetos encontrados en distintos sitios y dando un sentido al relato.
Posteriormente la sala de los Iberos, los toros, la dama encontrada en Guardamar similar a la de Elche, un repaso a su forma de vivir y de morir, enterramientos en el suelo del hogar y más objetos hasta joyas de oro en un amplio repertorio de objetos cotidianos y de la guerra.
Se pasa a ver la Iglesia de Santa María donde se han encontrado objetos del pasado,El barco romano y como se puede hacer buceando la recogida de ánforas y otras cosas en los pecios hundidos en el Mediterráneo y hablando del Mediterráneo la sala de Roma que dominó el Mare nostrum con sus legados, las piscifactorías incluidas, el sellado con yeso de las ánforas con nombres de origen y destino, etc.
El tiempo se nos fue y todos agradecimos las explicaciones del guía sin las cuales nuestro disfrute de la visita hubiera supuesto una merma más que considerable. Quedamos todos conformes y agradecidos.
Roma en Lucentum un detalle